Muchas de las mujeres que forman parte de nuestra historia son anónimas. Sus nombres se han perdido entre la retahíla de hechos históricos documentados por hombres, a pesar de que en ocasiones fueron protagonistas de grandes relatos. De la muchacha de Justiz solo conocemos su procedencia: la casa solar de Justiz, situada en las faldas de Jaizkibel, en el llamado promontorio de Olearso que hoy conocemos como Guadalupe.
Cuenta la leyenda que Sancho Abarca (938-994), el rey navarro al que se atribuye la construcción del primer castillo, antecesor del actual situado en la Plaza de Armas, frecuentaba una casa de campo en Hondarribia, fuera de los muros de la ciudad. Le gustaba especialmente el paraje por la abundancia de caza, de tal forma que le servía como lugar de recreo y distracción. En una de sus visitas, estando ya viudo el monarca, quedó prendado de la hermosura de una de las hijas de una casa solar situada en las inmediaciones de su propiedad. Sancho Abarca se dirigió a la muchacha con las palabras “Guztiz ederra zera”, es decir, “eres del todo hermosa”. El monarca tuvo un hijo varón con ella, que dio origen al linaje de Justiz, tomando su nombre de la expresión del rey al ver a la joven.
Sancho Abarca no dejó de lado a la madre y al hijo, y añadió a los terrenos de la familia las tierras que lo circundaban. Para ello les ofreció incorporar “todo lo que alcanzaba la vista”, ante el asombro de los habitantes del lugar. Todavía se conserva un caserío del mismo nombre en las cercanías de Guadalupe. Tiempo después, en 1613, durante el reinado de Felipe III, el rey de armas Diego de Urbina, cargo público que se encargaba del registro de los blasones, entregó a la familia una certificación que reconocía el origen del linaje, declarándolos descendientes de Sancho Abarca. En 1870, cuando Miguel Rodríguez Ferrer visitó el caserío, todavía conservaban allí la certificación de Diego de Urbina.
La estirpe de la familia Justiz contó con importantes figuras que ocuparon singulares cargos políticos y militares, tanto en España como en América. Fue el caso del capitán Juan de Justiz, que fundó una capellanía en Hondarribia en 1713, tal y como dejó consignado en su testamento en La Habana; su hijo, Manuel José de Justiz, gobernador y capitán general de La Habana; o su hermano Miguel que fue alcalde de la villa de Hondarribia. Incluso, en 1758, el rey Fernando VI concedió a Juan José de Justiz y Umpiérrez el título de “Marqués de Justiz”. Conocemos, por tanto, los nombres de muchos de los ilustres miembros de esta familia, pero seguimos sin saber cómo se llamaba la joven que dio origen a este apellido.
Como tantas y tantas mujeres, la muchacha de Justiz se ha perdido en el ir y venir de la historia. Sin embargo, aún se la recuerda en las faldas de Jaizkibel, en el bello paraje hacia el mar Cantábrico que lleva su nombre. Solo sabemos que la belleza de aquella muchacha sedujo a Sancho Abarca, pero seguro que tras ella se escondía una gran mujer que dio a luz a la larga estirpe de los Justiz.
Lugar: Baluarte de la Reina
Desde el Baluarte de la Reina, ubicado en uno de los ángulos del recinto amurallado del s. XVI, podemos contemplar hacia el oeste la ermita de Guadalupe. Situada en las faldas de Jaizkibel, está próxima al paraje de Justiz, donde se encuentra el caserío del mismo nombre, denominado así por la muchacha de la que se enamoró Sancho Abarca. El Baluarte sufrió, dada su posición, numerosos ataques en los distintos sitios a los que fue sometida Hondarribia. Se cree que su nombre hace referencia a Juana I de Castilla, ya que su construcción comenzó durante su reinado. Fue excavado y rehabilitado para su visita en el año 2007.
Muchas de las mujeres que forman parte de nuestra historia son anónimas. Sus nombres se han perdido entre la retahíla de hechos históricos documentados por hombres, a pesar de que en ocasiones fueron protagonistas de grandes relatos. De la muchacha de Justiz solo conocemos su procedencia: la casa solar de Justiz, situada en las faldas de Jaizkibel, en el llamado promontorio de Olearso que hoy conocemos como Guadalupe.
Cuenta la leyenda que Sancho Abarca (938-994), el rey navarro al que se atribuye la construcción del primer castillo, antecesor del actual situado en la Plaza de Armas, frecuentaba una casa de campo en Hondarribia, fuera de los muros de la ciudad. Le gustaba especialmente el paraje por la abundancia de caza, de tal forma que le servía como lugar de recreo y distracción. En una de sus visitas, estando ya viudo el monarca, quedó prendado de la hermosura de una de las hijas de una casa solar situada en las inmediaciones de su propiedad. Sancho Abarca se dirigió a la muchacha con las palabras “Guztiz ederra zera”, es decir, “eres del todo hermosa”. El monarca tuvo un hijo varón con ella, que dio origen al linaje de Justiz, tomando su nombre de la expresión del rey al ver a la joven.
Sancho Abarca no dejó de lado a la madre y al hijo, y añadió a los terrenos de la familia las tierras que lo circundaban. Para ello les ofreció incorporar “todo lo que alcanzaba la vista”, ante el asombro de los habitantes del lugar. Todavía se conserva un caserío del mismo nombre en las cercanías de Guadalupe. Tiempo después, en 1613, durante el reinado de Felipe III, el rey de armas Diego de Urbina, cargo público que se encargaba del registro de los blasones, entregó a la familia una certificación que reconocía el origen del linaje, declarándolos descendientes de Sancho Abarca. En 1870, cuando Miguel Rodríguez Ferrer visitó el caserío, todavía conservaban allí la certificación de Diego de Urbina.
La estirpe de la familia Justiz contó con importantes figuras que ocuparon singulares cargos políticos y militares, tanto en España como en América. Fue el caso del capitán Juan de Justiz, que fundó una capellanía en Hondarribia en 1713, tal y como dejó consignado en su testamento en La Habana; su hijo, Manuel José de Justiz, gobernador y capitán general de La Habana; o su hermano Miguel que fue alcalde de la villa de Hondarribia. Incluso, en 1758, el rey Fernando VI concedió a Juan José de Justiz y Umpiérrez el título de “Marqués de Justiz”. Conocemos, por tanto, los nombres de muchos de los ilustres miembros de esta familia, pero seguimos sin saber cómo se llamaba la joven que dio origen a este apellido.
Como tantas y tantas mujeres, la muchacha de Justiz se ha perdido en el ir y venir de la historia. Sin embargo, aún se la recuerda en las faldas de Jaizkibel, en el bello paraje hacia el mar Cantábrico que lleva su nombre. Solo sabemos que la belleza de aquella muchacha sedujo a Sancho Abarca, pero seguro que tras ella se escondía una gran mujer que dio a luz a la larga estirpe de los Justiz.
Lugar: Baluarte de la Reina
Desde el Baluarte de la Reina, ubicado en uno de los ángulos del recinto amurallado del s. XVI, podemos contemplar hacia el oeste la ermita de Guadalupe. Situada en las faldas de Jaizkibel, está próxima al paraje de Justiz, donde se encuentra el caserío del mismo nombre, denominado así por la muchacha de la que se enamoró Sancho Abarca. El Baluarte sufrió, dada su posición, numerosos ataques en los distintos sitios a los que fue sometida Hondarribia. Se cree que su nombre hace referencia a Juana I de Castilla, ya que su construcción comenzó durante su reinado. Fue excavado y rehabilitado para su visita en el año 2007.