En 1995 también comenzaron a organizarse en Irun a favor de la participación de las mujeres en el Alarde. Después de que en 1996 se denegara cambiar las ordenanzas del Alarde, el día de San Marcial de 1996, 57 mujeres intentaron desfilar como soldado con la escopeta al hombro. Fueron expulsadas entre insultos y amenazas.
En los dos meses entre el Alarde de Irun y el de Hondarribia se intentó negociar con el Ayuntamiento y la Junta del Alarde para evitar que se repitiera lo ocurrido en Irun. Pero no hubo manera. También en julio, Emeki comunicó que a partir de ese momento sería BAE (Bidaso Aldeko Emakumeak) la encargada de coger el testigo en esa lucha. Para entonces ya habían comenzado los ataques contra la sede de Emeki, con piedras y bolsas de basura. A nivel local ya se había extendido la idea de que las partidarias de la participación de las mujeres hacían daño al pueblo, que no respetaban al pueblo y que no eran hondarribitarras.
El 14 de agosto, las mujeres que querían participar en el Alarde de Hondarribia realizaron peticiones individuales al Ayuntamiento, a la Junta del Alarde y a Junta de Mandos, manifestando su deseo de participar en el Alarde y solicitando la protección de su integridad física y moral. El 28 de agosto, esas mujeres realizaron una rueda de prensa para comunicar la situación. Allí confirmaron que pese a tener miedo seguirían adelante.
La noche del 7 de septiembre, 26 mujeres se trasladaron clandestinamente a una vivienda del portal 4 de la calle Mayor, con la ropa de soldado escondida y a distintas horas para que nadie las viera. Al día siguiente, cuando la compañía Kosta bajaba por la calle Mayor, salieron del portal e intentaron desfilar. No fue casualidad que eligieran la compañía Kosta para intentar entrar, pues en ella había hombres dispuestos a colaborar. En el momento en que abandonaron el portal y entraron en el Alarde, fueron devueltas al interior del portal mediante insultos, golpes y empujones. El entonces alcalde, Borja Jáuregui, del PNV, se encontraba en ese momento en la iglesia, desde donde presenció todo lo ocurrido, pero pese a ser testigo de todos esos golpes e insultos, no se movió de su sitio.
Pasado el Alarde de 1996 y con el objetivo de seguir luchando, crearon la asociación Juana Mugarrietakoa en Hondarribia. Con esta asociación buscaban posibilitar diferentes estrategias, a tenor de las diferentes realidades de Hondarribia e Irun. Además, emplearon el nombre de una figura histórica del municipio, con el fin de revertir ese estigma foráneo que se les había impuesto.
FOTOGRAFÍA: Compañía Jaizkibel
En 1995 también comenzaron a organizarse en Irun a favor de la participación de las mujeres en el Alarde. Después de que en 1996 se denegara cambiar las ordenanzas del Alarde, el día de San Marcial de 1996, 57 mujeres intentaron desfilar como soldado con la escopeta al hombro. Fueron expulsadas entre insultos y amenazas.
En los dos meses entre el Alarde de Irun y el de Hondarribia se intentó negociar con el Ayuntamiento y la Junta del Alarde para evitar que se repitiera lo ocurrido en Irun. Pero no hubo manera. También en julio, Emeki comunicó que a partir de ese momento sería BAE (Bidaso Aldeko Emakumeak) la encargada de coger el testigo en esa lucha. Para entonces ya habían comenzado los ataques contra la sede de Emeki, con piedras y bolsas de basura. A nivel local ya se había extendido la idea de que las partidarias de la participación de las mujeres hacían daño al pueblo, que no respetaban al pueblo y que no eran hondarribitarras.
El 14 de agosto, las mujeres que querían participar en el Alarde de Hondarribia realizaron peticiones individuales al Ayuntamiento, a la Junta del Alarde y a Junta de Mandos, manifestando su deseo de participar en el Alarde y solicitando la protección de su integridad física y moral. El 28 de agosto, esas mujeres realizaron una rueda de prensa para comunicar la situación. Allí confirmaron que pese a tener miedo seguirían adelante.
La noche del 7 de septiembre, 26 mujeres se trasladaron clandestinamente a una vivienda del portal 4 de la calle Mayor, con la ropa de soldado escondida y a distintas horas para que nadie las viera. Al día siguiente, cuando la compañía Kosta bajaba por la calle Mayor, salieron del portal e intentaron desfilar. No fue casualidad que eligieran la compañía Kosta para intentar entrar, pues en ella había hombres dispuestos a colaborar. En el momento en que abandonaron el portal y entraron en el Alarde, fueron devueltas al interior del portal mediante insultos, golpes y empujones. El entonces alcalde, Borja Jáuregui, del PNV, se encontraba en ese momento en la iglesia, desde donde presenció todo lo ocurrido, pero pese a ser testigo de todos esos golpes e insultos, no se movió de su sitio.
Pasado el Alarde de 1996 y con el objetivo de seguir luchando, crearon la asociación Juana Mugarrietakoa en Hondarribia. Con esta asociación buscaban posibilitar diferentes estrategias, a tenor de las diferentes realidades de Hondarribia e Irun. Además, emplearon el nombre de una figura histórica del municipio, con el fin de revertir ese estigma foráneo que se les había impuesto.
FOTOGRAFÍA: Compañía Jaizkibel